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Thursday, 23 July 2020

Algo Más.

Algo Más.
por: Sc el 2013-05-28, 2:47 am

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TÍTULO: Algo más.
AUTORA: Rubí.
PAREJA: EunHae/HaeHyuk.
GÉNERO: A.U., drama, lemon.
CLASIFICACIÓN: NC-17.
ADVERTENCIAS: ¿Algo cliché? Ustedes júzguenlo. Y por supuesto que el lemon, digo, es bastante explícito, creo yo.
DESCRIPCIÓN: DongHae piensa estar enamorado de EunHyuk, que es con quien engaña a Kyuhyun, pero quien le proporciona comprensión y las mejores noches de su vida.
DEDICADO A: las culpables de que yo escribiera esto, Citrine, MollyNiel y ErikaLen. 
NOTAS: Un día normal(?) en twitter, ellas y yo, decidimos ponernos el reto de hacer lemon EunHae. Ese era el único requisito para escribir, así que ya saben a quién culpar si no les gusta el resultado.
Se supone también que debía ser oneshot. Pero lo que escribí se alargó más de la cuenta y lo dejé en dos capítulos serán tres capítulos.

Disfruten la lectura. 
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CAPÍTULO UNO.

ALGO MÁS QUE SÓLO SEXO.


Todo el día, desde que salió de su departamento y hasta que salió del estudio de grabación, DongHae había batallado mentalmente sobre hacer la llamada o no. La última vez se había prometido no volver a caer, no volver a llamar y no volver a verlo. Ante todo estaba la culpa que lo abrumaba día con día. Sin embargo, su lado rebelde e irreverente –un lado que sólo había descubierto hasta conocerlo a él- se negaban a ser relegados al olvido. Por eso, desde la última vez que lo vio ya estaba pensando en volver a verlo.

Sus manos apresaban con gran fuerza su móvil, era su manera de contener sus ansias de llamar. Había revisado la pantalla innumerables veces, pero era obvio que no lo llamaría. Él mismo dijo con gran determinación en el último encuentro que definitivamente era eso, el último encuentro entre ellos. ¿Debía ser débil y llamarlo? Nada pasaría si sólo marcaba y platicaba un poco con él, ¿verdad? Sólo sería eso. Nada más sucedería, porque no se verían, ya no más.

No. No debía humillarse y decirle que se había rendido y que sí quería verlo una vez más. Su orgullo estaba primero. Lo que menos necesitaba eran las burlas del otro. No iba a dejarle saber que se moría por un nuevo encuentro.

Pero tan sólo al finalizar ese pensamiento, sus dedos se deslizaron por la pantalla y luego el móvil ya estaba sobre su oreja, escuchando el tono en espera de la voz del objeto de sus deseos. Quiso terminar la llamada y se dio cuenta de que si lo hacía sería peor, porque sabría quien había intentado contactarlo. Suspiró, y sus nervios se fueron al cielo. 

—¿Hola…?— DongHae escuchó. Una voz grave y, claro, -cómo lo había pasado por alto- agitada y entrecortada.

Se arrepintió de haber llamado. Se golpeó la frente con la palma de su mano; fuerte para reprender su estupidez. 

—Hola, Hyuk. — No tuvo más que decir. ¿Qué otra cosa podía decir? ¿”Hola cariño, te extraño en mi cama”? Aunque ya sabía que sin haberlo dicho, el otro ya adivinaba el porqué de su llamada. Si él nunca hablaba para algo más.

—¿DongHae? ¡Qué milagro! Recuerdo que habías dicho que nunca jamás volverías a llamar.— Fueron sus burlonas palabras. 

DongHae no sólo se enojó por ellas. Se enfureció por algo más que llegó hasta su oídos y lo que le recordó el por qué no debía llamar. Algo como “¿quién es cariño?”, seguido del sonido de unos labios haciendo contacto con piel. 

—Siento interrumpir. Mejor llamo otro día. — Evadió la burla del otro hombre y pretendió estar indignado. Nada más tonto. No era enojo lo que sentía, era algo parecido al dolor.

Se sintió todavía más estúpido. ¿Dolor? ¿En serio era dolor? Él no tenía derecho a sentir algo como eso por las acciones de Hyuk. 

—No interrumpes, no seas tonto. Sabes que eres el único que no interrumpe nada de lo que esté haciendo—. Escuchó ruidos del móvil siendo alejado, claro intento de bloquear las palabras que dijo HyukJae a su acompañante. Se preguntó si lo había hecho a propósito o había sido un accidente. Escuchó todo: “Vete, vete. Y deja el dinero antes de irte”.

Estuvo a nada de cortar la llamada. Una vez más su deseo de escucharlo al menos, le impidió hacerlo.

—¿DongHae? Seguro te has arrepentido, ¿verdad? Ya sabía que tú nunca quisiste una última vez conmigo. ¿Vas a venir? ¿O tu novio se apoderará de tu tiempo y me dejarás esperando otra vez? — Un leve tono de burla. EunHyuk sabía que DongHae no se iba a negar a la posibilidad de verlo.

—No…— Esa fue toda su oposición —¿Estarás en tu departamento? — Su debilidad había ganado la batalla contra la culpa que le vendría al día siguiente cuando KyuHyun le preguntara la razón de su llegada tarde a casa. Ese hombre, Hyuk, había hecho algo realmente malo a su cabeza.

—Sí. Ya mismo salgo para allá. — Contestó y luego soltó una risa traviesa —DongHae, no sabes las ganas que tenía de hablarte y proponerte una noche de sexo como la de la última vez. Si no llamabas tú, pronto sería yo quien te llamara. — Reveló. Palabras que agitaron algo en el corazón de DongHae y le provocaron una sonrisa satisfecha. No era el único débil. Mucho más, Hyuk estaba aceptando que lo extrañaba, algo que jamás creyó posible.

Por algunos segundos se quedó sin palabras y sonrió. El otro, que ya lo conocía muy bien, se dio cuenta de su sorpresa y emoción.

—¿Estás sonriendo? ¿O por qué te quedas callado? Seguro que estás con cara de tonto, ¿verdad? — A EunHyuk le encantaba molestarlo con esas cosas, porque ya sabía todo lo enamoradizo que podía ser y lo emocionado que se ponía cuando le decía cosas “bonitas”. Y DongHae lo odiaba, porque lamentaba ser tan obvio. Y porque no podía ir demostrando otra clase de emociones que no fueran lujuria y pasión a alguien que recibía dinero por una noche de sexo.

—¡No! Si vas a burlarte será mejor que no te vea hoy. Adiós. — Advirtió. Aunque sí tenía intención de terminar la llamada, una parte de su mente le decía que esperara unos segundos más porque Hyuk no lo dejaría colgar.

—¡Hey…! Espera, espera. No vas a dejarme con las ganas ahora que has llamado y me has dejado sin cliente con quien desquitarlas. — Seguridad en sus palabras. 

DongHae nuevamente se arrepintió de haber llamado. Se arrepintió de ser débil y haberse emocionado con esas palabras. Se arrepintió de estar manejando ya con dirección al departamento de EunHyuk.

Un “voy para allá” fue su pobre contestación. No quería demostrar lo ansioso que estaba también. 
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Lee DongHae había conocido a EunHyuk una noche. Fue la noche en que se enojó con su novio como por décima vez, porque no se cansaba de humillar su trabajo en el baile. 

Kyuhyun, el novio del castaño, era un chico que amaba la perfección y el dar el cien por ciento en un trabajo. Y para él, el baile y la composición, no eran un trabajo del todo gratificante. Y eso solamente porque él era una especie de hombre de ciencia, de conocimiento a través de la investigación. Por lo que, el trabajo de DongHae no era nada merecedor de reconocimiento. De todos modos, se había enamorado del castaño y llevaban varios años de relación y de vivir juntos. Sin embargo, siempre que se enojaban, era precisamente por la profesión de DongHae. Ese siempre había sido el punto débil de la relación.

Así que cuando DongHae se enojó esa noche con él, salió del departamento que ambos comparten, y fue en busca de diversión y desahogo en el baile, que es su pasión. Entró a cualquier centro nocturno que encontró y lo conoció. Al hombre que cambiaría su vida rutinaria.

Mientras bailaba en la pista, alguien se acercó a él por detrás y comenzó a moverse a su ritmo. No vio el problema en ello y por muchos minutos compartieron pasos de baile. Algunos minutos más y compartieron toques y caricias. Otros más y estaban compartiendo besos apasionados. 

Fue hasta el día siguiente, cuando despertó en una cama extraña con un cuerpo extraño a su lado, que supo que ese otro hombre había tenido sexo con él sólo para ganar dinero. Se enojó, mucho. Pero cuando las imágenes de la noche anterior y el recuerdo del mejor sexo en toda su vida llegaron a su mente, no tuvo más remedio que pagar. 

Lo demás es lo ya sospechado. DongHae fue en busca de EunHyuk una vez por semana al lugar donde lo había conocido. Fue así como inició su infidelidad a Kyuhyun y su deseo por el cuerpo del rubio en ese entonces. 

Sentía una culpa endemoniada. Porque Kyuhyun siempre fue la persona en la que centró su atención durante muchos años. Y porque la infidelidad iba en contra de sus principios. Porque tampoco podía separarse de su novio así como así. Todavía sentía que lo amaba, aunque eso fuese estúpido siquiera de pensarse.

Su rutina fue esa. Ir con EunHyuk cada semana y obtener lo que quería. Todos los demás días, seguía siendo el novio perfecto. Sí, seguía haciendo el amor con Kyuhyun. Y cada día se sentía menos capaz de seguir con ello.

Fue más de un año en que permaneció con esa forma de vida. Y Hyuk sabía muy bien que tenía novio. A pesar de todo, se llevaron bien. Hablaban con normalidad y podía decirse que hasta eran amigos. Claramente DongHae no quería ser sólo amigo de EunHyuk.

Conforme el tiempo transcurrió, las cosas se complicaron en la mente del compositor y bailarín. Era un deseo irrefrenable el que sentía por Eunhyuk. Era un sentimiento nuevo el que comenzaba a nacer, sentimiento que sólo había nacido con Kyuhyun. Eran nuevas experiencias al lado del otro. Era conocer otro mundo, porque el rubio le dejaba entrar a su vida, como si no estuviera mal. Lo invitaba a su casa, a salir a pasear, a platicar, a tomar café y a bailar. Eso era lo más importante, que Eunhyuk entendía su amor por el baile y era el único con el que podía desenvolverse naturalmente en la pista.

Creyó que Eunhyuk estaba siendo especial con él. Creyó que bien podía estar sintiendo lo mismo que él ya estaba aceptando que sentía.  Amor.

Pero fue una simple creencia que pronto se derrumbó, porque no tenía bases sobre las que sostenerse.

Hacía dos meses había terminado, o intentado terminar, con toda relación que tuviera con EunHyuk, porque le estaba haciendo mucho daño verlo. Sí, un ingenuo DongHae había comenzado a enamorarse de ese hombre que sólo tenía sexo con él por unos cuantos billetes. Anteriormente ya había prometido no volver a buscarlo o llamarlo, pero nunca lo cumplía. Su debilidad era mayor. 

Sin embargo, esa vez hace dos meses atrás, fue cuando pensó que realmente sería definitivo. Porque había sufrido una terrible decepción cuando vio a EunHyuk haciendo su “trabajo” con otra persona. Sí, el ingenuo DongHae se había olvidado poco a poco que EunHyuk no recibía dinero sólo de él, sino que trabajaba para muchas personas más.

El ingenuo de DongHae pensó que sólo él visitaba el departamento de Eunhyuk; que sólo él tenía una llave para ir cuando quisiera, porque los hoteles los habían dejado tiempo atrás; que sólo a él, a la hora del sexo, le trataba tan delicadamente y, en la mayor de las veces, tan apasionadamente; tan como a él le gustaba a la hora del sexo: con rudeza, con fuerza, con tanto arrebato y lujuria.

El ingenuo de DongHae había pensado, incluso, en terminar con Kyuhyun. Había estado a punto de decirle al pelirrojo que lo amaba.

Uno de esos días, cuando abrió la puerta con mucho cuidado, esperaba encontrar a Hyuk solo y haciendo nada en su departamento. Y lo que encontró fue a un Eunhyuk bien acompañado, haciendo todo en el sofá de la sala. Dos figuras meciéndose al ritmo de las embestidas de uno de ellos. Gemidos y peticiones de más. A DongHae se le fue el mundo encima. 

Salió sin decir nada para que no lo notaran y juró nunca más regresar a buscar a Eunhyuk. Claro que lo llamó para que el mismo pelirrojo no llamara un día de esos en que estuviera aburrido y sin un cliente que satisficiera su deseo.  Fue claro y en su voz denotó la frialdad y la rabia. 

Quiso cumplir con esas últimas palabras. Fracasó. Justo como Eunhyuk le había dicho en esa última llamada, más temprano que tarde, volvería a llamarlo porque lo extrañaría en su cama.

Fue así que, olvidándose de toda fuerza de voluntad y de todo orgullo, volvió a llamarlo e iba rumbo a su departamento.
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Y en ese momento, delante de la puerta y con los nudillos a punto de hacer contacto con la madera de la puerta, el arrepentimiento volvió a él. 

Un minuto, dos…cinco. Sólo permanecía delante de la puerta, con la cabeza gacha y sus pensamientos arremolinándose.

Cuando dio la vuelta para salir del lugar, decidido a no caer una vez más ante la tentación que Hyuk significaba para él, notó al objeto de su tortura unos pasos más adelante. Lo miraba con atención y con sonrisa de idiota.

¿Desde cuándo lo había estado viendo? ¿Había sido testigo de su debate mental? Se sonrojó mucho, como casi siempre que estaba cerca de ese hombre.

—¿Pensabas huir tan cobardemente? — Le dijo, todavía con esa sonrisa burlona. 

Caminó hasta DongHae, quien no había dado un paso más. Quiso hacer contacto con su mirada, pero él seguía encontrando el suelo  algo más entretenido.

—¿De verdad te ibas a ir? ¿Me ibas a dejar con las ganas de verte? — Su tono cambiando a uno más delicado. No iba a dejar que se fuera. No cuando él también había querido llamarlo antes.

—Yo… ¿Cuánto es tu cuota por lo que queda de la tarde y toda la noche? — Osó decirle. Le clavó su mirada, haciendo acopio de fuerza y valentía.

No quería verse humillado de nuevo. Mejor si el negocio era claro desde el principio. 

Lo miró inquieto. Hyuk había puesto sus manos en cada uno de sus hombros y no decía nada. Su mirada no traslucía mucho, como ya era costumbre. Aunque su sonrisa socarrona sí se había desdibujado.

—Sabes que para ti puede ser gratis. — Sus palabras ásperas, frías. Su mirada abrasadora. 

Soltó a DongHae y se dispuso a abrir el departamento para que ambos pasaran.

-¡No!- Dijo, alto y rápido –Lo que quiero es… difícil que lo hagas, por eso quiero compensarte bien para que no te niegues.- Intentó explicar.

—¿Qué es? — Cuestionó, desconfiando un poco. Se dio la vuelta para volver a mirar al castaño.

Ambos estaban en medio de la entrada, uno ya dentro del departamento, otro aun afuera. 

—Quiero que, cuando tengamos sexo esta vez, me hagas sentir amado y no simplemente deseado, o como a un cliente al que debes besar y acariciar por obligación. Y no me importan tus excusas baratas de no haberte enamorado nunca antes. Te estoy pidiendo que finjas, no que me ames de verdad. — Listo, lo había dicho. 

Entonces, sintió que era jalado dentro del departamento. Un fuerte agarre que le lastimó un poco la muñeca. La puerta fue cerrada detrás de él. Su cuerpo fue estampado contra la madera y sus labios fueron reclamados por los suaves y deliciosos de Eunhyuk. ¡Maldición!

El primer toque fue demandante, posesivo, fiero, como siempre hacía el pelirrojo. Pero cuando menos lo esperó DongHae, ese contacto se suavizó y fue más parsimonioso. Justo cuando iba a permitir que hiciera lo que quisiera con él, cuando se iba a entregar a la pasión de Eunhyuk y a olvidarse de su deseo de sentirse amado, sólo por esa noche, por él.

Se dejó llevar hasta sentirse más vulnerable que nunca. 

Esos labios sobre los suyos, siendo delicados y explorando con cuidado, simulando un beso inexperto y tímido. Pensó que Eunhyuk sí que sabía hacer su trabajo, porque efectivamente le hizo sentir diferente, no simplemente deseado. La emoción creció en todo su cuerpo y el fuerte latido de su corazón le hizo sentir descolocado.

Después de unos minutos de permanecer  con sus brazos a los costados y simplemente moviendo los labios al ritmo que el otro imponía, decidió llevar sus manos por toda la espalda del pelirrojo, llegando hasta el cuello para anclarlas ahí.

Tuvo ganas de que el beso nunca terminara. Porque en verdad fue uno maravilloso. Se sintió querido por Eunhyuk.

El otro comenzó a dar pasos hacia atrás y él tuvo que darlos hacia adelante, entendiendo que lo que quería era llegar al sofá más cercano. Cuando Hyuk se detuvo, dio la vuelta y lo hizo caer en el mullido sofá. Su cuerpo debajo del  perteneciente al pelirrojo.

Ya en el sofá, ambos se dedicaron una profunda mirada. Nuevamente, Hae sintió que Hyuk era un gran actor y profesional. Esa mirada era de deseo. Pero, más que eso, denotaba cariño; algo como el deseo que una persona siente por  quien ama, y no sólo deseo por un cuerpo o para saciar bajos instintos. Sintió el rubor apoderándose de sus mejillas, como ya era costumbre.

Hyuk, entonces, volvió a atacar sus labios, esta vez con más pasión que la primera vez. Las manos expertas trazaron camino, debajo de su camiseta, desde el pecho y hasta llegar a las caderas. Un acto cuidadoso y lento, diferente a lo de encuentros anteriores. Él se sintió seguro y se aventuró a acariciar su espalda. Y ya cansado de tener que hacerlo mientras emprendía batalla con la ropa del pelirrojo, le quietó la camisa, aunque con ello interrumpiera el beso.

Cuando tuvo la libertad de pasearse por cada centímetro, pasó sus palmas por delante, imitando el recorrido que Hyuk había realizado en él.

Ambos estaban suficientemente excitados como para lanzar gruñidos sobre la boca ajena, apenas acallados por ella; y mover sus caderas cadenciosamente contra las del otro, con el fin de tener mejor contacto y obtener mayor placer.

Eunhyuk  no tardó en actuar más atrevido y descontrolado, como siempre hacía. Creía que el hacer sentir a DongHae, amado, como quería, no había necesidad de contener ni un poco de lo mucho que le provocaba. El hacerle sentir amado, era también hacerle sentir deseado. Así que lo despojó de toda prenda con fiereza y desesperación, con ansias de poseerlo ya mismo.

Acarició desde las piernas, pasando por las rodillas y los muslos, las caderas, yendo a sus nalgas para subir por la espalda hasta rodearlo y acariciar sus pectorales firmes y moldeados, y terminar en el cuello y la clavícula. Es ese punto, ancló sus labios para besar pausadamente y alternar con su lengua.

Era la melodía más exquisita para los oídos de Eunhyuk, la súplica de DongHae para obtener más. Gemía bajo y su cuerpo se estremeció con cada caricia. El pelirrojo sonrió ante ese efecto que causaba.

A DongHae le hacían llegar al límite las caricias de Eunhyuk. Su tacto tan fuerte, con sus grandes  manos, con la delicadeza necesaria y la agresividad perfecta. Amaba las manos de ese hombre sobre su piel.

El pelirrojo era un tanto salvaje con las palabras que le regalaba al otro, pero puso en las caricias todo lo que quería, amor. No hacía falta fingirlo.

Se abrió paso en medio de las piernas del  otro e hizo que sus erecciones se friccionaran. Un vaivén salvaje.

—Por favor, hazme tuyo de una buena vez. — Dijo DongHae, totalmente entregado a ese hombre. No le importaba más ser débil ante él.

—¿He sido lo suficientemente romántico? ¿O necesito serlo a la hora de embestirte también?— Cuestionó. 

Pero no hizo falta contestación alguna. Se apresuró a enterrar su miembro de una sola estocada en la anhelante entrada del castaño. 

Un quejido de incomodidad fue todo lo que recibió a cambio, y uñas enterrándose en su espalda.

—Tú lo querías, ¿verdad? Entonces disfrútalo. — Le dijo en un susurro. Un susurro dificultoso, porque él mismo ya quería gritar a causa de su miembro siendo envuelto por la entrada de DongHae. Si por eso él era su cliente favorito. Porque lo hacía disfrutar. Cosa que los demás no lograban ni aunque lo intentaran. Él no intentaba nada y de todos modos lo hacía enloquecer.

Mientras esperó a que el castaño se sintiera cómodo, continuó acariciando sus brazos con una mano; la otra mano estaba firmemente sujeta a su cadera, en espera de poder moverse para ayudar en el movimiento de ambos.

Fue cariñoso como nunca antes al recorrer esa piel. 

Pero eso cambió cuando DongHae se movió debajo de él, anunciando que podían comenzar. Sus movimientos fueron rápidos, fieros, certeros.

No podía hacerlo de otra forma, no con él. DongHae despertaba todos los deseos que creyó se habían extinguido hacía años. Su cuerpo lo excitaba demasiado. Y cuando lo veía sólo ansiaba poseerlo.

Intentó besarlo en los labios en tanto seguía moviendo su cadera para llegar más profundo en DongHae. Se deleitó con los gritos del otro cuando dio en el punto correcto y le proporcionó más placer. 

Se había olvidado de ayudar a DongHae a llegar al éxtasis. Tomó su miembro en una mano, olvidándose de las caricias en otras partes del cuerpo, y se dedicó a darle atención. Logró que DongHae aumentara el sonido de sus gemidos y súplicas.

Ambos sentían la adrenalina en todo el cuerpo. Ambos gemían y gruñían por lo bajo. Ambos acariciaban y mantenían los ojos entrecerrados por culpa de la excitación. Ambos hacían amoldar sus cuerpos en una perfecta danza erótica.

Eunhyuk también estaba a nada de terminar. Su miembro siendo apresado por las paredes del castaño le hacía perder la cordura y aceleraban su camino al cielo mismo.

—Adoro… poder ser yo quien… quien te haga gritar… de placer. — Dio una embestida más con dificultad.

Una, dos, tres… Un grito ahogado por los labios más exquisitos que jamás probó.  Sintió que llegaba al cielo. El cuerpo de DongHae le hacía llegar al cielo.

Se corrió dentro del castaño y luego fue éste quien lo hizo en su mano que continuaba moviéndose.  DongHae había temblado antes del éxtasis y se había aferrado con sus manos a la espalda del otro hombre, dejando marcas rojas.

No podía negarlo, que Eunhyuk mezclara posesividad y fiereza al mismo tiempo que delicadeza y cariño le había fascinado. Al final había conseguido lo que quería, sentirse amado por él. 

Eunhyuk salió de DongHae y se tumbó al lado de éste. Era un espacio estrecho y por esa razón permaneció  muy cerca de él. Aunque eso no le molestaba en absoluto. Tuvo el impulso de abrazarlo y no lo frenó. Obviamente, DongHae se sorprendió, porque nunca hacía algo como eso después de que terminaban. Pero luego creyó que era parte del trato que tenían.

Sus respiraciones se regulaban lentamente. Sus cuerpos, unidos, no temían al frío que poco a poco se apoderaba del lugar. Aun después de terminado el acto, la sensación de haber tocado el cielo no desaparecía. 

Un nuevo impulso, esta vez por parte de DongHae. Impulso que fue un error no haber frenado.

Dio vuelta entre los brazos de Eunhyuk para poder quedar frente a su cara. Sonrió un poco, alejado de la conciencia y la razón, impulsado por el sentimiento que no se detuvo a tener piedad de él.

—Te amo, Eunhyuk. —Cuando terminó de hablar se dio cuenta de la magnitud de sus palabras con la reacción del pelirrojo. 

Había abierto los ojos por la inesperada confesión. Sus manos aflojaron el agarre sobre su cuerpo. La sonrisa de satisfacción se esfumó. Sus labios se sellaron y no hubo respuesta.

Muerto de vergüenza, todo lo que hizo con la poca determinación que le quedó, fue levantarse a toda prisa y buscar como idiota su ropa regada en el suelo para vestirse torpemente.

—Lo… lo siento…— Dijo apenas. 

No miró más. Quería que todo fuese una pesadilla. Era un idiota. Había arruinado la mejor noche de su vida al lado de Eunhyuk y seguramente no habría otra.

Salió entre silencio y un Eunhyuk realmente sorprendido por esas palabras.


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¿Qué les pareció? Ya saben que los comentarios son amor. 

Recuerden las reglas para comentar: Más de 20 palabras, no apartar, buena ortografía y no abusar de los smileys. 

Señorita kiki, le prometo un mejor lemon en el siguiente capítulo. Y espero tenerlo pronto. ¿Me perdonas por el drama?
¡Hola! 

Antes del capítulo debo disculparme por la tardanza. Mi ‘pretexto’ es que el lemon no es lo mío, definitivamente, y tuve grandes problemas para escribir esa parte; y como debía ser ‘mejor’ que el anterior, no encontraba la manera de hacerlo. Bueno, ustedes saben que lamento haber tardado tanto.

Otra cosa importante. Como estaba alargándome demasiado en este segundo capítulo, decidí que serán tres los capítulos. Así que el siguiente será el último, y no éste, como se suponía. Espero que le sigan dando amor.

Respuestas a sus comentarios, un post más arriba. No olviden leerlos.

Este fic sigue siendo dedicado a erickaLen, Molly Niel, y ?Citrine, las culpables de esto <3

Ahora sí, a leer el segundo capítulo.
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CAPÍTULO DOS.
ALGO MÁS QUE SIMPLE GUSTO.



No se atrevió a llamar nuevamente. Ni siquiera porque necesitaba hacer esa llamada y saber cómo reaccionaba EunHyuk. No llamó porque Hyuk nunca se había enamorado. ¿Por qué sí lo haría de él?

EunHyuk no había llamado, igual. Porque DongHae tenía un novio al que amaba, ¿verdad? No podía simplemente no creer en las palabras del castaño confesándole amor, porque la sinceridad había sido casi palpable. Pero temía que fuesen palabras del momento y nada más. Él mejor que nadie sabía que eso sucedía a menudo; clientes diciendo ‘te amo’ cuando en realidad están pensando en otra persona, clientes arrepintiéndose y volviendo a los brazos de quien habían traicionado en una noche de sexo con él. Y si Hae había pedido perdón era por eso. Porque se arrepintió y regresó a los brazos de su novio Kyuhyun de quien a veces le había contado.

Y, por más que quisiera aclarar la situación, temía a una respuesta negativa de parte de DongHae sobre ese amor del que había hablado. 

¿Hace cuánto que esperaba por esa confesión de labios del castaño? Ya hasta había olvidado que deseó que esas dos palabras fueran pronunciadas por DongHae sólo para él. Y lo peor era que había anhelado tanto, que la esperanza había menguado y dudaba ya sobre lo que quería. Más de un año de encuentros con él habían servido para más que sólo sexo.

¿Y si lo llamaba? No, él nunca había sido tan débil.

Ojalá fuera el otro quien llamara, y en ese preciso momento para ayudar a desenmarañar sus pensamientos.

Por otro lado, DongHae había peleado con Kyuhyun de nuevo. Aunque esa vez fue la definitiva.  Ambos llegaron a los gritos y a los insultos, al fin confesando todo lo que de verdad sentían; liberándose de tanto tiempo de secretos y sentimientos no dichos. Cada uno reprochando lo que tanto odiaba del otro. Su relación había llegado a un punto insoldable.

DongHae se sintió capaz de liberar su mayor secreto. Se sintió satisfecho consigo mismo cuando confesó a ese hombre que había sido su novio, entre sollozos y lágrimas, que lo había engañado con otro hombre durante un año. Lo dijo sin remordimiento alguno, pero no por eso sin pesar en su corazón al ver el rostro desencajado de Kyuhyun. A cambio, recibió un fuerte golpe en el lado derecho de su mandíbula; unos cuantos muebles derribados; y un azote de la puerta estruendoso. 

Desde entonces no lo volvió a ver. Una ruptura obvia, pero sin palabras explícitas. 

Aun después, continuó sin atreverse a llamar a EunHyuk. Se sentía más vulnerable que antes. Y no podía ser de otra manera, ya que ahora no contaba con el aliciente en su mente que le decía que no podía salir herido si es que sólo acudía a EunHyuk para desahogar todos los problemas que tenía con Kyuhyun. Si ahora acudía a él, sería porque necesitaba de su cariño. Y EunHyuk no le daría eso, porque él no sabía de amor. ¿Cierto?

¡Cuánto necesitaba de su voz y hasta de sus sonrisas burlonas! Necesitaba verlo. Al menos necesitaba una definitiva última ocasión. La ‘última ocasión’ siendo su pretexto para intentar verlo.

Tomó algo del valor que ya no creía poseer y tecleó. Sus nervios se dispararon peor que la vez pasada. 

Espero lo que le supuso una eternidad hasta que los odiosos pitidos de la llamada fueron apagados por la dulce voz del pelirrojo como audio del contestador. Suspiró con pesar. Pasó por su mente el no dejar mensaje de voz, pero al final le pareció mala idea. 

Hyuk, ¿ya no deseas verme? Yo sí quiero verte de nuevo, ¿puedo? No sabes cuánto te necesito. Regresa la llamada si todavía cuento con tus servicio. 

Cortó y lanzó otro suspiro, uno largo y mucho más pesado.

Estaba hecho. 

De todos modos, ya no importaba lo que EunHyuk pensara, si la última noche ya se había puesto en sus manos cuando le confesó que lo amaba. 
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Se fue a trabajar y en cuanto llegó al lugar, dejó su móvil lejos de su alcance. No quería estar pensando en si DongHae llamaría o no, mientras estaba con algún cliente. 

Las horas se hicieron eternas. Desde hacía días se había convertido en una verdadera faena poder terminar el acto sexual, porque aparecía el rostro del castaño cuando estaba embistiendo a alguno de sus clientes. Pero ese día había sido más difícil. Por poco y no consigue que su cliente terminara satisfecho. 

Fue al único a quien recibió esa noche. Ya no quería tener a nadie más en esa cama, no mientras no arreglara el problema con DongHae y su renuencia a salir de sus pensamientos.

Se levantó de la cama, desnudo igual que estaba desde que el hombre con el que había estado se fue. Se tumbó en un sofá que estaba al fondo de esa habitación.  Seguía pensando en  DongHae y estar simplemente acostado no era bueno, porque venían a su mente todas las veces que lo había tenido en esa cama gimiendo de placer. 

Escogió una bebida y se dispuso a tomarla, cuando se dio cuenta de la luz que emitía su móvil. Lo había olvidado. Había olvidado que esperaba una llamada, aunque no se había quitado de la cabeza a la persona que, se suponía, tenía que llamar.

Casi deja caer la bebida, porque se levantó de golpe. De pronto ilusionado y con ánimo de sonreír. 

Efectivamente, era DongHae quien había llamado. Fue estúpido, pero su corazón aceleró sus latidos cuando presionó para escuchar el mensaje.  Contuvo la respiración hasta que terminó.

Estaba sonriendo. Justo como cuando después de una hora, se hizo consciente del ‘te amo’ de DongHae. Y era de nuevo por él. Sonreía por sus palabras otra vez.

—¿Quiere verme? ¿Por qué? — Comenzó a dudar —¿Me necesita? Maldito, no entiendo nada. No entiendo qué quiere. — Se contestaba. Y las últimas palabras fueron las que terminaron haciendo eco en su cabeza —¡Ah! Mis servicios— Se dijo, con voz apagada, pero en el fondo con un dejo de desilusión y hasta de rencor.

La irá fue quien provocó que marcara para regresar la llamada. 

La ira fue la culpable de sus palabras cuando la masculina y poderosa voz de DongHae contestara.

¿Quieres verme? Bien, es tu última oportunidad, DongHae. No la desaproveches. Porque después no quiero volver a verte. 

No esperó respuesta y no quiso decir más. Terminó la llamada y salió de regreso a su departamento.
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Cerca de dos horas fueron las que demoró en convencerse de ir donde EunHyuk. 

Si bien, antes ya estaba seguro. Ahora, después de esa última frase dicha, ya no sabía si quería ir y tener con eso, la verdadera última vez. Ya que si el pelirrojo era quien no quería verlo, él ya no tendría el valor de volver a buscarlo. 

¿Era por la confesión de la última noche que le habló de esa forma? ¿Fue porque estaba molesto? ¿Fue porque le daba asco que estuviera enamorado? O… ¿O fue porque no le había pagado al salir huyendo?

Cuando estuvo indeciso y miedoso, había decidido que era mucho mejor la burla pero continuar con sus encuentros, que el desprecio y el consecuente alejamiento. 

Estaba perdido. Se sentía como la mierda.

¿Por qué, aun con todo, quería salir corriendo y tener ese encuentro? ¿Por qué dudaba? Ya sabía que EunHyuk no correspondería sus sentimientos. Ya sabía que tenía un trabajo y era por él que se veían de vez en cuando, que no era porque el otro sintiera algo especial por él. ¿Por qué tenía que ser un maldito cursi? ¿Por qué tenía que ser más ‘marica’ de lo que ya era?

No iba a llorar. Él no hacía eso, a pesar de todo lo sentimental y cursi que pudiera ser. 

Así que volvió a encontrar el valor necesario y salió de su departamento para ir al de EunHyuk.

—No puedo hacer nada si no sientes algo por mí, ¿verdad? ¡Qué más da si voy! No importa si desprecias lo que siento. Al menos debo sentir tus manos sobre mi cuerpo una última vez, ¿cierto? Al menos debe haber una despedida— Habló para un EunHyuk que no estaba frente a él en ese instante.

Caminó. No quiso manejar, porque ir más despacio y posponer un poco el momento le haría asimilar que no volvería a verlo después de esa noche. 

Pero cuando estuvo afuera del edificio, no hizo más que correr. Subió las escaleras tan rápido como sus pies le dieron permiso. Su cuerpo, todo él lo necesitaba ya. 

Esta vez no dudó en llamar a la puerta. No había por qué temer, si ya había perdido todo con su estúpida confesión. Tocó un par de veces y esperó. Sí, estaba nervioso, eso no podía negarlo, pero no quería ser un cobarde si ya no habría ‘otra vez’ con EunHyuk.

La puerta se abrió de golpe. Supuso que Hyuk ya sabía que él era el único que podía ser y por eso había abierto sin detenerse a preguntar quién era.

Ahí estaba, el hombre del que, debiera o no, se había enamorado. Su cabello color fuego estaba húmedo y desordenado. Su piel blanca lucía mejor que otras veces. Llevaba ya un pijama puesto.

¿Había tardado tanto en llegar?

—¿Es un mal momento? — Le preguntó, mirándolo de arriba abajo para hacerle ver por qué decía aquello.

EunHyuk se miró a sí mismo de igual forma y lo entendió al instante.

—Pensé que ya no vendrías, por eso estaba a punto de ir a dormir— Contestó.

Pero un silencio extraño invadió pronto. Ya no sabían qué más decir. ¿Debían hablar de la vez anterior? ¿O sólo debían actuar como si nada hubiese ocurrido?

—¿No vas a pasar? — Por fin tomó la palabra EunHyuk.

Sin decir nada más, ambos entraron al departamento. El dueño del lugar fue a sentarse al sofá. DongHae sólo se quedó parado frente a la entrada, clavando su mirada en el otro.

—Así que… ¿está es la última vez? — Dijo, entre enojado y desilusionado, una rara mezcla de emociones.

—¿Para qué querrías otra vez? ¿No eras tú quien tanto hablaba de una última vez? Te estoy dando la opción de que ocurra— Contestó con frialdad, mayor a la usual. No lo miró, como sí lo hacía el castaño.

—¿Estás enojado conmigo? Por… por lo que dije la otra vez— Ya no soportaba más sin hacer esa pregunta. 

Si EunHyuk estaba enojado y la causa era que sus sentimientos por él se hubiesen transformado en amor, entonces lo dejaría definitivamente. Lo dejaría sin pedir una última vez, porque no quería una última vez sabiendo que el pelirrojo lo despreciaba. No soportaría caricias de las que sabría con certeza, eran fingidas.

Anteriormente las había disfrutado, porque a su mente podía engañarla diciéndole que eran verdaderas, que EunHyuk le deseaba tanto como él. Sin embargo, si ahora le decía que sí, que estaba enojado, que no aceptaba sus sentimientos y, que además, lo despreciaba, entonces no podría mentirle a su mente.

—¿Qué dijiste? La verdad es que no recuerdo— Una vil mentira. Si eran esas palabras las que lo habían mantenido en espera de su llamada. Continuó sin mirarlo; si lo hacía sería su perdición.

DongHae, ante esa contestación, hirvió en enojo. ¡Cómo podía mentir de tal manera! Sabía perfectamente que lo había escuchado, y lo sabía porque vio su expresión antes de huir, porque su mirada había cambiado. Pero no había sido capaz de descifrar lo que eso significaba.

—¡¿Por qué mientes?! ¿Quieres hacerme quedar como idiota? ¿Quieres que sea, todavía más, el estúpido que se enamoró cuando no debía? ¿Quieres burlarte de mí porque me enamoré de alguien como tú? — Hizo las preguntas con frustración. Su boca aventaba palabra tras palabra sin pensar, sin detenerse.

Ya había caminado hasta donde estaba el otro sentado y se había puesto frente a él, para enfrentarlo y mirarlo a los ojos, pero Hyuk todavía se negaba a cruzar su mirada con la suya.

—¿Alguien como yo? ¿Y qué tiene alguien como yo, eh? — Preguntó. 

Sus oídos habían pasado por alto la reciente confesión, porque se habían decidido a poner atención en esa última frase. ¿Era tan malo estar con alguien como él? ¿Por su trabajo?

Ya estaba de pie, haciéndole frente a esa dura mirada del menor. Él mismo le devolvía una mirada cargada de furia.

—Sí, alguien como tú. Alguien que no sabe amar. Alguien que no acepta que le amen. Alguien que sólo busca placer en el sexo y que se niega a otorgar amor por la misma vía. Alguien como tú— Contestó, alzando la voz un poco más cada vez.

Se acercaron tanto, que el castaño dejó de pensar en el enojo y comenzó a querer probar esos labios carnosos. 

EunHyuk, al escuchar esas palabras con atención, sabía que estaba perdido. No podía negar que DongHae tenía razón. En todos esos años de trabajo, no se había permitido amar, porque eso no estaba permitido y porque él no quería terminar enamorado como los idiotas que habían arruinado su vida con ello. No se permitía amar, porque las personas que iba con él no podían saber qué era eso, si iban en busca de aventura, de rebeldía y convencidos de que el amor no existía; y por esa causa engañaban a sus parejas, justo como DongHae.

Pero, de la nada, esa idea no le era familiar. El castaño frente a él; mirándolo así, con valentía; diciéndole por segunda ocasión que lo amaba, aunque no tan directamente; paseando sus labios con su lengua; sonrojándose repentinamente… Ese castaño le estaba convenciendo de que sí se podía enamorar.

Pensar sobre eso no le parecía lo ideal en ese momento. Él quería otra cosa. 

Tomó los labios ajenos entre los suyos, poniendo empeño en que fuese una caricia, más que un simple toque. Debía cerciorarse de que DongHae decía lo que realmente sentía. 

Y lo sintió.  El castaño se dejó llevar suavemente en ese beso. Parecía como un primer beso. 

Hizo que se separaran.

—¿Y si confieso que siento algo? Es algo diferente a lo que he sentido. Es algo que nunca había sentido con ningún otro hombre que viniera a mí por mis servicios— Se explicó poco a poco. Ese era el momento en que también se estaba explicando todo a sí mismo en voz alta.

DongHae, quien había mantenido cerrados sus ojos, los abrió con sorpresa. Lo miró con atención.

—Sé que no soy un conocedor del amor. Pero, por primera vez, tú me haces sentir diferente. Eres de quien esperé la llamaba para un encuentro, sin pensar en la paga. Eres quien, con sólo mirarte, ya me hacía sentir con ganas de arrojarme sobre ti, besarte y hacerte mío con gran pasión. Eres el único con el que he tenido sexo sin fingir— Dijo. Tan sólo terminar, bajó la mirada al tramo de suelo que separaba los pies de ambos.

—No juegues conmigo, por favor— Pidió el castaño, sintiéndose débil, pero no en signo de derrota, sino como señal de que esas palabras le hacían sentir bien y que en cualquier momento recobraría fuerza.

¿No le creía? ¿Ahora era DongHae quien no creía en sus palabras? ¿O es que la declaración de amor la otra noche sí había sido un desliz de su boca?

Sólo había una forma de comprobarlo. 

—Te demostraré que no estoy jugando— Aclaró, decidido y con tenacidad en la mirada.

Acortó la distancia en un rápido movimiento y sus manos atraparon la cintura de DongHae, fuerte y seguro. Una mirada cargada de deseo y sus labios yendo al encuentro de los del castaño.

No tuvo reparo alguno. Lo deseaba, lo deseaba mucho. Lo quería besar, acariciar… Lo quería suyo solamente.

Un beso ardiente. Un beso que hacía a ambos emitir bajos gemidos, choques de entrepierna, un duce vaivén y una excitante sensación en los dos cuerpos. 

Se aferró más a ese cuerpo, el que había extrañado.

Lo miró. Una fugaz mirada que le confirmó que DongHae estaba rendido ante él y que por el momento no saldría corriendo, ni le gritaría toda una sarta de cosas que por ahora no quería pensar.

Soltó sus manos de la cintura de DongHae para tomar su diestra, entrelazar sus dedos lentamente y llevarlo hasta su habitación. Sí, debía demostrarle que no mentía.

En cuanto lo tuvo dentro, volvió a atacar sus labios. Y comenzó a dar pasos hacia atrás, con DongHae yendo con él. Sus manos volvían a anclarse en la cadera del castaño y no planeaba despegarlas de ahí en un buen tiempo, porque a partir de ese agarre, hacía que sus cuerpos se oprimieran más. Y eso los extasiaba.

Sus labios se abrieron e hizo que la punta de su lengua rozara el labio inferior de DongHae, bajándolo para poder permitirle adentrar su lengua y explorar.

Cuando el beso se hacía más pasional, sintió que tocaba el borde de la cama. Su objetivo desde el inicio.

Despegó sus labios de los del otro, dejando a ambos recobrar aire que ya necesitaban. Afianzó más sus manos al cuerpo ajeno y lo hizo dar vuelta, para dejarlo caer sobre el mullido colchón. Y sin esperar nada, se colocó sobre él. 

—Ya verás que no miento— Advirtió, con una sonrisa de medio lado.

Fue a su cuello y, tras aspirar el aroma de DongHae, sus labios recorrieron cada parte de ese pedazo de piel. Jugó un poco; mordiendo levemente, lamiendo descaradamente, succionando y volviendo a lamer.

—¿Te he dicho lo mucho que adoro que evites gemir tan alto como deseas?— Le dijo, haciendo que un sonrojo invadiera las mejillas y orejas del castaño, cuando mordió un poco su manzana de Adán.

EunHyuk podía sentir las ganas de DongHae de entregarse al placer, el temblor de su cuerpo con cada mordida y los sonidos apagados de su boca se lo gritaban.

Poco a poco, se deshizo de la playera del otro, y de la suya también. El calor aumentaba y la ropa estorbaba, haciéndolos sentir asfixiados.

Volvió a juntar sus abdómenes y ambos jadearon ante la nueva sensación de piel contra piel. Eso, pronto, tampoco sería suficiente para la pasión que emanaba de sus cuerpos, ávidos de más carne.

El pelirrojo fue, del cuello, a todo el torso; sus labios re-explorando esa parte que tan bien conocía. Sus manos se unieron a la labor. Y DongHae seguía simplemente disfrutando, con sus manos apenas colgadas en el cuello de EunHyuk.

Se detuvo en cada pezón, en cada músculo, en el ombligo en donde hizo malabares con su lengua experta, y fue hasta el inicio del pantalón. Y ahí se detuvo de nuevo, casi delineando cada uno de los diminutos vellos que se dibujaba en esa parte y que prometían el paraíso si  seguía el camino que trazaban.

Los dedos del menor se enredaron, con fuerza esta vez, en los cabellos rojizos. La sensación de placer iba creciendo. La necesidad de más, también.

¡Dios! No se había hecho consciente de todo lo que amaba, sí, amaba, recorrer esa piel casi magnética.

Sintió en temblor en el cuerpo del castaño cuando adentró su lengua un poco en el pantalón. Y no se contuvo, bajó el zíper con rapidez. Pero solamente eso. Hundió su mano para tocar el miembro de DongHae, acarició primero, y luego apretó, todavía por sobre la tela del bóxer.

—¡Mngh! — Fue el sonido emitido por DongHae. Y él, Hyuk, quiso escuchar más. 

Quiso tener a ese hombre, sólo suyo. Quiso ser de él. 

Ayudó al castaño a quitarse el pantalón y el bóxer de una vez, los echó lejos cuando los desenredo de los tobillos, después de hacer lo mismo con los zapatos y los calcetines. 

Listo. Estaba completamente desnudo. 

No iba a quedarse atrás, así que repitió lo mismo con sus pantalones de pijama y su bóxer. 

No dijo nada. Su boca se aproximó a la cadera de Hae, retomando el camino que había sido interrumpido por el estorboso pantalón. Besó cada hueso que sobresalía un poco ahí, de ambos lados. Sus manos fueron a sus nalgas y de un apretón que hizo gemir más a DongHae, lo acercó más a su boca. 

Inmediatamente después, sus labios acariciaron el pene de DongHae. Una caricia apenas sobre la punta.

—Uhmmm…—Escapó de los labios de DongHae sin permiso. Y sus manos fueron hasta su boca para cubrirla y seguir impidiendo emitir ruido alguno.

—No. DongHae, no. Ahora quiero escucharte— Pidió. 

Dejó de verlo y su cabeza se perdió por completo en la entrepierna de su castaño. Su boca cubrió por completo el erecto miembro de DongHae. Lamió cada milímetro, saboreando. Succionó fuertemente,  para poder escuchar más de la ronca voz del otro.  Disfrutó con esa piel dentro de su boca. Hundió su boca un poco más, mucho más. 

—Ah… Hyuk…— Eran más como suspiros que gritos —No…no aguanto más…— Su voz ahogada por el éxtasis a punto de alcanzar su punto máximo.

—No lo detengas. Quiero probarte— Le dijo, dándole unos segundos de respiro al dejar su pene para hablar.

Si había otra cosa que no había hecho, además de que nunca dejó que DongHae lo penetrara, era que nunca había permitido a DongHae correrse en su boca.

Y lo hizo entregarle su esencia, entre un fuerte grito que clamaba su nombre. La disfrutó y degustó con placer. 

Volvió hasta encarar a DongHae. Aun no terminaba. Su primera parte de la demostración ya estaba hecha, pero faltaba más.

—Me gustas, DongHae. Me gustas mucho, hasta el punto de creer que estoy enamorado— Aclaró, y volvió a sentir el temblor del cuerpo de abajo. 

Labios degustándose una vez más. Movimiento de caderas, fuertes y certeros, que encendieron a DongHae rápidamente. Caricias, gemidos, súplicas de parte del castaño.

—Sí, DongHae, te voy a complacer. Sólo espera un poco, quiero seguir explorando tus labios— Declaró.

Cuando él mismo sintió que no podía más, porque su miembro estaba hinchado e implorando por atención, decidió que era momento.

A pesar de que había sido bastante delicado con las caricias, no fue así cuando lo penetró sin preparación alguna. Siempre le sucedía: con DongHae no podía controlar a su lado animal a la hora de embestirlo. No. Porque, desde el fondo, quería marcarlo, hacerlo fuerte y duro para que el castaño no lo olvidara y como para decirle al mundo que ese cuerpo tenía un dueño; para decírselo a su novio, a Kyuhyun.

Pero no hubo reclamo de DongHae. Un pequeño gemido de dolor, unos minutos para acostumbrar a su entrada a la intromisión, y luego todo fue placer y placer. 

Fue el mismo DongHae quien comenzó con el movimiento. No lento como Hyuk supuso que sería. Al parecer ambos querían lo mismo.

Así que embistió, con rudeza, con toda la rapidez que la estrecha entrada de DongHae le permitía. Sus cuerpos hacían más que balancearse en el colchón de la cama, haciendo a ésta emitir fuertes chirridos. 

Las manos de DongHae viajaban erráticas por la piel de EunHyuk, deteniéndose en cierto lugar y apretando hasta dejar una marca, cuando el pelirrojo tocaba el punto en donde el placer le nublaba la vista.

—¡Ah! Más…— Decía DongHae, al tiempo en que él mismo impulsaba su cadera hacia arriba para que el miembro de EunHyuk llegara más profundo. 

Un ritmo casi desenfrenado llenó sus cuerpos. Las grandes y fuertes palmas de EunHyuk daban mayor impulso al cuerpo de DongHae, y se aferraban con fuerza a cada lado, al punto de que dejaría marcas al día siguiente. Pero poco le importó. Él sólo quería demostrarle a DongHae todo lo que le hacía sentir; la pasión, la casi locura por su cuerpo, la necesidad de él, el anhelo de que sólo a él le perteneciera, el deseo de hacerle sentir de la misma forma.

—Ngh…— Fue el sonido que anticipaba que EunHyuk pronto terminaría. 

Una de sus ásperas manos fue a tocar el erecto miembro de DongHae, quería darle el máximo placer. Agitó su mano al ritmo de sus embestidas y escuchó gemir más fuerte al castaño.

—¡Oh, Dios! — Fueron las últimas palabras del de abajo antes de manchar de esperma la mano de EunHyuk. 

Unos segundos más y el pelirrojo ya había vertido su semen en la entrada de DongHae.

Una prueba más cumplida. Él quería pertenecer a ese castaño y a la inversa, que éste le perteneciera por completo. 

Y con el placer haciendo mella en sus cuerpos, el hombre de arriba se dejó caer sobre el cuerpo del castaño. No sin envolver sus brazos detrás de la bien formada espalda, hundiendo su cara en el torso desnudo e inhalando el olor tan varonil que desprendía, justo después de cada vez que ambos se entregaban a la pasión.

No dijeron nada más. Sus respiraciones seguían agitadas. Y después de unos minutos en que sus cuerpos aún estaban juntos, Eunhyuk dejó la entrada de DongHae y se acostó a su lado, con brazos extendidos y piernas también, una incluso encima de las del castaño.

—Es verdad, DongHae. Te quiero mío, sólo mío— Tono somnoliento y más cercano a la inconsciencia que otra cosa.

En poco tiempo, ambos estaban hundidos en un sueño profundo y feliz. Durante la noche volvieron a abrazarse. 

_________________________________________________

Listo. ¿Qué les pareció? Díganmelo con un comentario, ¿sí? Sin olvidar las reglas de más de 20 palabras, sin apartar y sin demasiados smileys.

Señorita Erika, ¿fue el lemon algo cercano a lo que esperaba? Hice mi esfuerzo y me costó mucho trabajo, tómelo en cuenta cuando lo juzgue xD

Hasta el siguiente capítulo, lectoras bellas. Muchas gracias por los comentarios y el apoyo a esta historia anti-fic/anti-yo (como dice TENNIN GOSUI!), porque el lemon no es algo que yo haga a menudo. 


Y dense una escapada al lugar de mis demás fics <3



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 Re: {EunHae/HaeHyuk} Algo Más {O3/O3}.
 por mio-chan el 2013-07-31, 1:15 am
primera... wiii me siento orgullosa al fin es mio.... °\(^w^)/°....
unnie dios te felicito el lemon si que quedo buenísimo... ese monosexualon putin al fin demostró sus sentimientos y utilizó todas sus técnicas del oficio para poder convencer a hae que quiere que sea solo de él... y dios dejando todas las marcas posibles para demostrarle al muy tarado maldito nerd de kyu que hae era de él... así me gusta que el mono saque todo su lado animal para marcar lo que ya es suyo..... mi pecesito enamorado por san siwon que estoy feliz por él ^^... unnie estoy más feliz de que dieras señales de vida... que te gustara mi comentario además del nuevo apodo para el sexualon del hyuk xD.... y más emocionada que extendiste a un caps más... escribes de maravillas y ahora me pondré en campaña de leer tus otros shot y fics... escribes genial me encanta y más feliz aun que me enviaste un mp con la actualización te adoro unni^^..... espero que al fin se terminen de entender... kyaaaaaaaaaaaaaaaaa me imagino la cara del monosexualon putin cuando hae le diga que ya no está con el nerd.... ese animal no lo va a dejar salir de esa cama por un largo tiempo xDDDDD....
unnie muchos cariños besos y abrazos sujunianos azulitos zafiro apretaditos para ti mil gracias por el mp y esperaré el siguiente ansiosa
bye bye
¡Hola a todos! ¿Cómo están? Sinceramente, deseo que bien.

Volví con el capítulo final de esta historia /o/

Antes de pasar a leer, debo agradecerles por tenerme paciencia. Hace mucho, yo era una buena(?) escritora y las actualizaciones no tardaban demasiado. Luego, la inspiración decidió fallarme y dejé de ser tan constante. Pero que sepan que jamás dejaría una historia sin concluir. Por eso, por esperar y seguir leyendo, les doy las gracias. 

Sí, otra vez me siento algo insegura por el lemon. Sin embargo, no diré nada más. A ustedes les toca juzgar esa parte. Y, con mis ruegos al cielo, espero que les guste. En esta ocasión sí habrá HaeHyuk, como lo advertí en el principio. ¿Les gusta el HaeHyuk? A mí sí. De un tiempo hacia acá, me gusta mucho.

No olviden leer, si quieren, mi respuesta a su comentario en la parte de arriba. 

Por último, éste final también es culpa de ellas, así que sigue siendo suyo el fic: ????, Molly Niel, y ?Citrine. Chicas, aquí acaba mi parte. Espero las suyas, saben que soy paciente, pero no jueguen mucho con mi espera, ¿quieren?_________________________________________________________________


CAPÍTULO TRES.
MUCHO MÁS QUE UN ‘ME GUSTAS’ .



Cuando EunHyuk despertó, DongHae ya estaba despierto y levantado de la cama. Un vacío horrible se sintió a su lado, en sus brazos.

El castaño estaba cambiándose y dándole la espalda. ¿Planeaba irse sin decirle nada? ¿No lo había convencido de que sentía algo más por él? ¿Iba a encontrarse con su novio y esta sería, efectivamente, la última vez que lo vería?

Decidió no hablar y fingir que seguía dormido. Esperaría a ver qué era lo que DongHae planeaba.

Así entonces, DongHae no se percató de que EunHyuk estaba despierto. Se vistió con toda prisa, entró a baño para arreglarse el cabello y cuando salió, fue directo a la salida de la habitación, sin voltear a mirar al pelirrojo, que sí lo estaba viendo y lo hacía dolorosamente.

No tuvo que pensarlo demasiado. Tenía que saber por qué DongHae se iba así, después de lo que le había dicho durante la noche. ¿Él no había sentido lo mismo? ¿No había sentido la pasión, la entrega total y su cariño?

Lo alcanzó con largas zancadas. Lo haló del brazo antes de que pudiera abrir la puerta de salida. 

—¿A dónde vas?¬— Había sido brusco, duro y frío como siempre. El temor le hacía actuar de tal forma.

Cuando pudo acercar el cuerpo de DongHae a él, teniéndolo frente a frente, vio lo sorprendido que estaba. ¿Era también miedo?

—¿Así que no me creíste? ¿Entonces me entregué a ti como un idiota y tú simplemente no me creíste? ¡¿Por qué te quedaste anoche?!—  Sí, estaba sonando como un maldito blandengue, como el más marica del mundo. Sonaba a despecho, a desprecio, a dolor.

Le desesperaba mucho que DongHae no contestara. Puso más fuerza en el agarre que ejercía sobre su muñeca.

—¿Vas a irte con KyuHyun? Si es así, ¿por qué viniste a pedirme otra noche? ¡A qué diablos estás jugando, DongHae! — Soltó, con ganas de herir tanto como él lo estaba en ese momento.

—Yo… EunHyuk…— DongHae no fue capaz de decir más. ¿Sí había sido honesto Eunhyuk? Estaba desconcertado.

—¿Tú, qué? ¡Quisiste otra sesión de sexo como el que tu estúpido novio no te da, pero al que amas y no vas a dejar! Eso es, DongHae, y no quieras decir lo contrario—Explotó. En verdad se sentía traicionado, a pesar de que el menor no le había dicho nada ante la confesión de sus sentimientos horas atrás.

Se sintió vulnerable como nunca antes, y el sentimiento aumentó cuando se percató de que estaba desnudo intentando retener a DongHae. Una escena patética.

—¡¿Por qué no te callas?!— Gritó DongHae, alejando su brazo con fuerza del agarre de EunHyuk —Deja de decir tonterías. — Dijo, ya con cansancio.

—¿Me vas a decir que es mentira? ¿Tienes la vileza de hacerlo? — Su enojo, más consigo mismo que con DongHae, no desaparecía.

—Sí, es mentira. Todo lo que dijiste es mentira. Yo no estoy jugando a nada— Explicó, agotado — ¿Puedo confiar en que lo de anoche fue verdad? — Sólo eso quería saber.

—¿Por qué haces esa pregunta? ¿Acaso no quedó claro? — Estaba furioso.

—Contesta, carajo. Y deja de evadir mis preguntas— Volvió a reclamar, acercándose sólo un par de pasos frente a EunHyuk. 

El pelirrojo ya no sabía si ser sincero valía de algo todavía. Lo encaró con decisión.

—¿Vas a dejar a tu noviecito?—Le dijo, en el tono burlón de siempre, pero esta vez siendo lo más serio que nunca antes dijo. La conversación tenía algo de seriedad una vez más.

—¿Vas a dejar tu trabajo por mí? — Contraatacó. No quería ser el primero en dejar todo y luego desilusionarse porque Hyuk nunca cambiaría por él.

—DongHae, es eso lo único que sé hacer, con lo único que puedo mantenerme. No me pidas demasiado, no por ahora al menos— Contestó con tono neutral, pero obviamente desilusionado de que DongHae no pudiese aceptarlo con todo lo que era. 

Aunque entendía, porque él mismo le estaba pidiendo que dejara a su novio, por él, quien no quería dejar su trabajo. 

Entendía que si ambos dejaban algo, podrían comenzar bien. El problema era que él no quería dejar su trabajo.

—Hyuk, con mi trabajo podemos sobrevivir los dos— Le insinuó. Con toda su alma deseaba que el pelirrojo aceptara, porque en verdad estaba enamorado de él y no quería dejarlo por nada del mundo. 

No es que odiara ese trabajo, si ese fue el modo en que lo conoció. Sin embargo, quería tener la certeza de que HyukJae le amaba tanto como él lo hacía. Tenía miedo de entregar todo y salir lastimado más tarde, como tanto le había advertido Henry. Porque no debía dejar una relación estable y que le hacía feliz (antes de que terminara todo, claro), por una relación en la que todo estaba cimentado en nada más que una frase de “me gustas”, sin siquiera hacer una convincente demostración de que era verdad. 

—No pretenderás que deje que me mantengas, ¿verdad? — No era una frase con tono de superioridad. Pero sí, DongHae estaba hiriendo su orgullo, la cosa más importante para él. 

—Hyuk, me pides que deje la seguridad, la estabilidad, todo…por una… ¿relación? ¿Puedo llamarla así? en donde no tendré seguro nada. ¿Soy yo quién está equivocado? Entonces no tengo nada más que pensar. No voy a dejar a Kyuhyun. ¡Y no volveré a verte! Punto—  Gritó. Mintiendo al decir que no dejaría a Kyuhyun, obviamente. 

No se había dado cuenta de que no lo había mencionado;  que todo con KyuHyun se había terminado ya.

Tomó su chaqueta, su bolso, se colocó los zapatos y estuvo listo para irse. Estaba furioso y al mismo tiempo herido. 

—No vuelvas a llamar, por favor. Si no lo haces, yo tampoco lo haré. Lo prometo— Dijo con calma y cuidando de que sus lágrimas no resbalaran por sus mejillas.

—¡¿Eres idiota?! — Dijo Hyuk de la nada, después de varios minutos de no haber dicho nada –No voy a poder estar sin llamarte o sin verte, ya no. No voy a ser capaz de no ir a buscarte al departamento donde vives con ese imbécil. No me pidas estupideces—Siguió, bajando la voz sólo un poco. 

El pelirrojo caminó hasta la entrada en donde DongHae se había quedado estático, pero sin voltear a verlo.  Lo tomó de la mano, fuerte para no dejarlo escapar, como bien sabía que haría.

—¿No puedes sólo aceptar mis palabras? ¿No puedes sólo convencerte de que me gustas y que tal vez te amo? ¿No puedes…?— Sus palabras murieron antes de ser terminadas. 

Pasó ambos brazos por los hombros del castaño, lo apresó. Lo encerró en ese abrazo. Él tampoco tenía ganas de llorar, pero no pudo evitarlo.  Enterró su rostro en la nuca de DongHae, y sus lágrimas cayeron sin remedio alguno.

Le dio la vuelta a DongHae, antes de que sus lágrimas fueran aún más. No disminuyó la fuerza en sus manos que tomaban el cuerpo del otro. Lo besó, era su única manera de demostrarle que era verdad cuando dijo que le gustaba y cuando insinuó que quería algo serio. 

Sus labios fueron despacio, casi con miedo de hacerle daño. Sus manos aflojaron el agarre en cuanto sintió que DongHae había cedido. Fue entonces que siguió, con más frenesí, con más anhelo de, con ese contacto, fusionar sus sentimientos con los de DongHae. Su deseo era la manera en que decía que amaba. 

—¿Quieres ver cuánto me gustas? — Preguntó al separar sólo un poco sus labios, es más, aún estaban unidos —¿Quieres una prueba de lo que siento es verdadero? — Le insistió, todavía con sus labios sobre los del castaño, quien mantenía sus manos alrededor de su cuello y sus ojos cerrados, seguramente asimilando que se había rendido.

Lo llevó hasta el sillón. Hizo caer sus cuerpos sobre el mueble. Él estando encima, sosteniendo al otro aun así para detener cualquier intento de escape.

—¿Quieres una prueba? ¿Otra? — Volvió a preguntar. Mirando a los ojos curiosos de DongHae, que estaba sorprendido por sus acciones.

La verdad era que DongHae sí quería una prueba. Era tan inseguro que no quería arriesgar todo por él y no saberse amado de la misma manera. Pero no por ello iba a decirle que sí. Suficiente lo había dicho antes, y no lo diría otra vez.

—Cállate. Déjame ir, por favor— Dijo en lugar de sus verdaderos deseos. Apenas haciendo amague de un poco de fuerza, porque en el fondo su deseo era quedarse y seguir adelante con lo que sea que HyukJae planeaba.

—Contéstame. DongHae, es importante. No estoy bromeando, si es la tonta idea que tienes— Habló con autoridad, pero mirándolo suplicante. 

Una de sus manos se soltó de sus caderas y fue hasta su mejilla, acariciando lenta y suavemente.

—Ya lo sabes. ¿Para qué quieres que lo diga de nuevo? ¿Quieres burlarte de mí? — Dijo, tomando fuerza de algún lugar para no ceder tan fácilmente.

—¿Crees eso? ¡Maldición! — Alzó la voz. Era una persona de poca paciencia, pero al notar el miedo de DongHae se tranquilizó —¿Qué debo hacer para que me creas? ¿Una prueba? Pues te la daré. — Fue su última sentencia.

El pelirrojo hizo un rápido movimiento para quedar debajo del cuerpo de DongHae, entonces, pasó sus manos de la cadera al cuello, manteniéndolas ahí con la convicción de no cambiarlas de lugar. Comenzó a acariciar su nuca.

—Hazme tuyo. DongHae, hazme el amor— Fueron sus simples palabras. Simples, pero conteniendo todo un mayor significado para ambos.

Si una regla existía para Hyuk, esa era ser siempre el dominante a la hora del sexo. Dejar que DongHae lo fuera, era la prueba que iba a otorgarle para demostrarle lo que pedía. Y el menor sabía todo eso.

Sin esperar más, el mayor levantó un poco su cuerpo para poder alcanzar los labios de DongHae y fundirse en un beso. Regresó su cabeza al reposa brazos del sillón y continuó con el dulce roce de labios. 

Sin mucha demora, sus piernas se abrieron, para dejar que DongHae se acomodara en medio de ellas. Las enredó en la cadera del otro, siguiendo con el beso, que, un tanto lento, se iba transformando en uno apasionado. El castaño ya se había rendido y correspondía al toque de labios, sus manos ya se posaban a cada costado de Hyuk, acariciando con  calma y a conciencia.

—Vamos, DongHae. Sé que quieres entrar en mí y hacer que te pertenezca totalmente. Lo quiero también. Sólo hazlo y seré completamente tuyo— Susurró, elevando ligeramente su cabeza para llegar a la oreja del castaño, provocándolo para que perdiera el control y lo follara de una vez.

De pronto estaba ansioso con esa idea. Nunca había pensado en ceder, pero ahora lo hacía porque quería demostrarle a DongHae que en verdad le interesaba. Además, estaba excitándose muy pronto con la idea del miembro de DongHae irrumpiendo en él, proporcionándole un placer que nunca había sentido, pero que sabía, por todos aquellos a los que había penetrado antes, era inigualable.

El menor, aunque no había intentado quitarse de encima, estaba estático. Sus ojos clavándose en el rostro de EunHyuk y haciéndole sentir insignificante.

—¿No quieres? DongHae, ¿de verdad no quieres poseerme? Soy tuyo, DongHae— Aclaró, porque no veía reacción favorable.

—No…Es decir, claro que quiero. Dios, es lo que he querido desde hace mucho. ¿Estás seguro? Dime una vez más que lo estás. Dime eso de que eres mío, de que hay posibilidad de que estés enamorado de mí. Hyuk, dilo y entonces te creeré— Listo. El castaño estaba dejándose llevar por lo que el corazón le pedía a gritos y que emitían eco profundo en todo su ser.

EunHyuk sonrió. ¿Lo habría convencido al fin? Ojalá que sí. Se entregaría a él, esperando que ya no saliera corriendo como las dos últimas veces. Iba a arriesgarse porque DongHae lo estaba haciendo también.

Llevó sus largos dedos a hundirse en las hebras castañas del otro, sus ojos fijos en los ajenos. 

—DongHae, estoy seguro de querer, desear y ansiar que me poseas. Lo estoy porque esto que siento no es un banal sentimiento, y no estoy jugando. Existe una enorme posibilidad de que esté enamorándome de ti y no la evitaré. Quiero enamorarme de ti, igual o más de lo que tú estás de mí— Calló. 

Los labios de DongHae se amoldaron a los suyos. A partir de entonces, todo fue éxtasis para ambos. 

—Mierda, Hyuk, voy a hacer que no olvides nunca esta vez. Voy a hacerte gritar de placer, que pidas más, que quieras que sea duro, rápido y fuerte;  y al final, cuando estés calmado, te verás en la necesidad de decir que me quieres, que soy tuyo y eres mío— Dijo, con voz ronca y sensual.

EunHyuk, tan sólo con escucharlo se había excitado de nuevo. Su miembro crecido y endurecido.

Y no tuvo tiempo para ser débil y rogarle a DongHae que se diera prisa, que quería sentir todo lo prometido. El menor reclamó sus labios mientras con gran dificultad y poca delicadeza se despojaba del pantalón, los zapatos y los calcetines que se había puesto hacía no más de una hora.

EunHyuk lo ayudó, por supuesto, ya que él estaba desnudo porque no había tenido la oportunidad de vestirse cuando vio a DongHae huir. ¡Bendita la divinidad que le había impedido vestirse!

En pocos minutos, los dos estaban desnudos.  Cuerpo contra cuerpo. Un aprisionamiento delicioso. 

—Hae, ¿sí sabes que no aguantaré demasiado? Más vale que pronto cumplas con hacerme gritar y pedir más, porque, por si no lo estás sintiendo, cosa que dudo, mi pene clama por tu atención— Intervino en cuanto notó que DongHae simplemente se mantenía abrazándolo.

—Ahora mismo ya estás pidiendo por más, Hyuk— Contra atacó burlonamente. Pero al contrario de lo que aparentaban sus palabras, quiso satisfacer al pelirrojo. 

Su mano bajó por el abdomen, yendo más lento mientras más cerca estaba del falo erecto de EunHyuk. Amaba esos discretos vellos cuando tocaban su cuerpo en el vaivén de las embestidas, ahora también amaba poder tocarlos tan descaradamente. Nunca antes EunHyuk dejó que le prestara demasiada atención a esa parte de su anatomía. Cuando acarició todo lo que quiso, su mano se enroscó en el miembro de Hyuk, que ya tenía huellas de líquido pre seminal. 

—Sí…Tócame, DongHae. Es tu… tu turno de hacerlo como yo lo hago contigo— Habló con dificultad, a causa de su errada respiración.

—Hyuk, eres tan sensual rogando por mis caricias y para que te posea de una vez— Se burló. Era el costo que el pelirrojo tendría que pagar por las tantas veces anteriores en que habían estado invertidos los papeles.

Sin decir más, porque hablar en ese momento era de irrelevancia, DongHae comenzó con suaves caricias al miembro de Hyuk, adorando la sensación de ese pedazo de piel que al fin tenía la dicha de disfrutar. No se olvidó de ir por sus bolas también, a la par de sus labios sobre los labios rojos e hinchados de su amante.

Hyuk lo detuvo de pronto, con una expresión nunca vista antes en su rostro. ¿Era miedo o algo parecido remotamente?

—Espera… Espera. Debes prepararme, ya que nunca… tú sabes— Pidió.

Quitó con cuidado, pero con rapidez, el cuerpo de DongHae del suyo y caminó hasta un pequeño mueble de madera que estaba detrás del sofá. Lo abrió y tomó algo.

Cuando regresó a su posición inicial, extendió su mano hacia el castaño y le ofreció una botellita de lubricante y un envoltorio plateado conteniendo un condón. 

DongHae sonrió. Él había dejado que HyukJae lo follara un sinfín de noches y con la simple promesa del mayor de que estaba limpio, había dejado que lo hiciera sin protección; había confiado en él. ¿Seguía siendo un estúpido? 

—¿Es en serio, Hyuk? — Preguntó, esperanzado en que hubiera sido una mala broma.

El hombre debajo lo miró sin comprender. 

—Tú lo has hecho sin condón conmigo. ¿En serio debo usar uno, yo? Con tu simple afirmación me puse en tus manos y confié en ti. ¿Puedes confiar en mí? —Preguntó, despejando las dudas del otro.

EunHyuk pareció entender de golpe. Sus orbes oscuros se dilataron. Y luego sonrió, cínicamente.

—Oh, era eso. Lo siento. Es mi primera vez, DongHae, no sé cómo actuar. Y como siempre lo uso, fue normal para mí darte uno. Pero  sí, confío en ti, así que desecha ese envoltorio y date prisa. Te necesito ya—Explicó, sus manos hicieron su camino hacia abajo y tocó con necesidad al miembro de DongHae, erecto y duro.

El deseo volvió a apoderarse de ambos. El castaño sintiéndose más confiado que antes; si Hyuk le otorgaba la confianza como para hacerlo sin condón, él pensó que podía confiar en sus palabras, o sea, en las de posible amor.

—Ngh…— Gimoteó acercándose a la oreja de Hyuk.

Con torpeza destapó la botella de lubricante y llenó su mano con gran cantidad. Si era la primera vez de su amante, debía ser asertivo. Cuando su mano estuvo llena, arrojó la pequeña botella lejos y untó su miembro con un poco. Guardó la mayor cantidad para preparar a EunHyuk.

—Seré cuidadoso, lo prometo— Dijo, mientras su mano descendía para hurgar en el agujero de Hyuk. 

Primero fue un solo dedo. Para entonces las piernas del pelirrojo estaban bien abiertas, y una de ellas, empujada sobre su pecho, estaba por arriba del hombro de DongHae; Hyuk mismo la sostenía para hacer el acceso más fácil.

Tenía algo de miedo. Hyuk no podía negarlo. Pero por encima de eso, su deseo por demostrarle a DongHae que podía confiar en él, y el deseo por supuesto, hacían nada importante ese miedo.

—Ya. Apresúrate, cariño— Urgió a DongHae. Sentir uno dígito en su entrada, húmedo y dudoso, hacía crecer su necesidad.

Entonces lo sintió. Ese pequeño dolor del que había escuchado siempre de labios de sus clientes.  Apretó los ojos ya cerrados. Se forzó a no emitir sonido alguno, a menos que fuera de placer, no iba a hacer ruidos de otra naturaleza.

El castaño no esperó demasiado y unió un segundo dígito al primero que ya estaba dentro. Los movió con destreza, arriba y abajo, haciendo círculos, hundiéndolos poco a poco. 

—Dije, ya— Protestó. Nuevas sensaciones de éxtasis llevándolo a pedir más. 

—No quiero que duela— Fue la parca respuesta de DongHae. 

El tercer dígito entró. Esta vez sintiéndose como intrusos. Él ya estaba sintiendo placer, así que no quería más dedos en su entrada. Anhelaba el miembro de DongHae allí dentro, nada más.

—Ya… Ya, por favor. DongHae…quiero, deseo que…que tu miembro entre de una vez por todas— Con una mano, atrapó la muñeca de DongHae y provocó que sus dedos salieran de su agujero. Gimió cuando sintió el vacío.

No necesitaron más que eso. DongHae agarró su miembro y lo dirigió a la entrada dilatada de EunHyuk. La punta descubriendo su camino.

—¿Qué parte de ‘ya’, no entiendes? — El más delgado alzó sus caderas, bajó su pierna de encima del hombro del castaño y presionó sus nalgas para acercarlo a su cuerpo. 

DongHae tuvo su miembro dentro de Hyuk en cuestión de segundos. Los dos expulsaron un sonido gutural a bajo volumen cuando eso ocurrió.

—Anda, dame duro— Ordenó EunHyuk con voz ronca y pasional. Enredó ambas piernas a la cintura de DongHae, quien seguía sosteniéndolo por las caderas para tener un mejor contacto, y sus manos alrededor del cuello. Sus falanges aprisionando mechones castaños.

El menor se volvió loco de placer tan sólo de escuchar esa petición. Si de todas maneras iba a arremeter duro contra el níveo cuerpo de su amante, qué mejor que hacerlo desde el principio y por propia petición del pelirrojo.

Así que comenzó con un vaivén enloquecedor para los dos. Adentro y afuera, más profundo y más fuerte. 

Sus manos necesitaban de deleite también, así que hizo un frenético recorrido por la piel de EunHyuk, haciendo balance con sus cuerpos para no echarlo a perder y poder tocar al mismo tiempo que arremetía en la estrecha entrada. 

Ambos cuerpos sudaban y el aire a su alrededor parecía insuficiente, puesto que sus respiraciones se volvían erráticas.  

—Te… te amo, Hyuk, ¿te queda claro? Mmmh…— Dijo, completamente sabedor de lo que decía. Su voz llegó placentera  a oídos de EunHyuk, pero no dijo nada. No podía hacerlo cuando todo lo que salía de su boca eran sonidos de dicha sin coherencia alguna.

—Amo… ser yo, el….el primero en poseerte… de esta manera. Y…ngh…amo tu estrechez— Y vaya que se esforzó en poder terminar toda esa frase.

Entonces no hubo más palabras. Todo lo que necesitaban, por ahora, se reducía a sus cuerpos uniéndose y a los gemidos emitidos de la garganta de cada uno. 

Aguantaron el mayor tiempo posible, porque ambos querían hacerlo duradero. 

Varios embistes más, más caricias sin camino marcado y un par de besos húmedos bastaron para que el éxtasis llegara. Ambos arqueando su cuerpo, haciendo la última estocada más profunda, y un grito que reflejaba su placer. 

Los dos se corrieron casi al mismo tiempo. Primero fue EunHyuk, que sin necesitar ser tocado, derramó su esperma entre ambos cuerpos. Después fue DongHae, que al saber que su amante había alcanzado el máximo deleite, expulsó su simiente dentro del mayor.

Cuando la sobredosis se esfumó poco a poco, ellos hacían el intento de regular sus respiraciones. 

DongHae había desplomado su cuerpo sobre el de EunHyuk, y éste lo había recibido con los brazos abiertos; sus piernas también lo habían recibido. La unión de sus cuerpos húmedos por el sudor, trajo al castaño una buena sensación. Pensó que podría ser feliz con ella siempre que EunHyuk fuese el que lo abrazara.

El sofá era estrecho. La tonta pregunta de cómo fue que no se cayeron con todo el movimiento que hicieron, le hizo sonreír sobre el pecho de EunHyuk. 

—¿Por qué ríes? — La voz serena de Hyuk le provocó otra sonrisa.

—Tonterías— Contestó. Sus manos recorrieron con lentitud el torso del otro —¿Fue bueno? Yo creo que lo fue— Cambió de tema. Hubiese preguntado ‘¿estamos juntos?’, pero no lo hizo. Debía ser más precavido esta vez.

—Fue excelente, DongHae— So voz cosquilleó en la cabeza del castaño. Encantado con la posición en que estaban, pudo disfrutar de recorrer la piel de DongHae con toda la dilación que quiso.

Llamaron al silencio para hacerles compañía unos segundos.

—Dame algunos meses, DongHae. Luego seré sólo tuyo. ¿Lo harás? — Rompió la calma. Ambas manos se colocaron en las mejillas del menor e hicieron que alzara su cabeza para conectar la mirada con él.

—Yo sé que me enamoraré perdidamente de ti, si es que aún no lo estoy. Sólo dame algunos meses para arreglar esta situación. No puedo irme sin más, tengo que hacerlo con tiempo— Explicó, obteniendo toda la atención del pelicastaño. Lo pedía con la mirada y con las caricias que obsequiaba.

Los segundos que vinieron, fueron casi dolorosos. La angustia atrapó a EunHyuk en todo su falso esplendor.

—Lo haré, EunHyuk. Pero que sean dos meses. No quiero esperar demasiado para que sólo seas mío—Respondió. La sonrisa que se extendió en sus labios, fue una sonrisa que no sólo abarcaba esa parte. Iniciaba ahí, pero se propagaba por los ojos y las pequeñas arrugas  que se formaban en los pliegues.

—¡Cómo puede hacerme tan siniestramente feliz tu sonrisa! — Alagó EunHyuk, sin poder creer que una sonrisa tuviera gran impacto en él, en los latidos de su corazón y en la punta de sus dedos con ese cosquilleo poco conocido.

Pero todavía restaba una última situación  antes de poder celebrar su completa felicidad. Besó la frente de DongHae y acarició sus hombros.

—¿Qué hay de ti? ¿Vas a terminar con… tu novio? — Preguntó, de nuevo un poco angustiado.

DongHae abrió sus ojos, que había cerrado por el momento. Otra sonrisa se dibujó en su rostro.

—Terminamos después de la noche en que confesé que te amo—Declaró, su sonrisa se amplió más.

—¿Y me hiciste creer que todavía eran novios? ¿Por qué, DongHae? — No estaba enojado. En el fondo esa noticia le hacía feliz, ya que le aseguraba que DongHae había estado con él esas últimas veces, amándolo como le gustaba proclamar.

—Porque quería tener algo con qué atacar en caso de que mintieras. Y no puedes culparme por eso, EunHyuk. Sabes que no podía creerte fácilmente— Esclareció, todavía sonriendo.

—Lo sé. Tienes razón. Olvidemos eso entonces. Ahora dediquémonos a ser el uno del otro, es todo lo que me importa— Dijo, sonriendo también. Era la sonrisa que más adoraba DongHae, esa en donde EunHyuk estaba tan contento que hasta mostraba sus encías cuando lo hacía.

—Ahora tú tienes razón. Sólo me importa que me amas, porque sé que lo haces a pesar de que tú no estés seguro todavía; y que yo te amo, aunque parezca una afirmación estúpida, dada la naturaleza de nuestra relación—Habló, a tiempo en que disfrutaba de las caricias del pelirrojo en sus brazos y espalda.

—Eres mío, DongHae. Y soy tuyo. Me alegra que sepas darle nombre a esto que sentimos— Sus labios buscaron los de DongHae. 

En ese beso ofreció todo lo que hasta ese momento sentía por DongHae. Fuese amor o cualquier cosa, ese beso proclamaba a gritos que se pertenecían.

Esa ocasión, volvieron a pertenecerse en cuerpo, en vista de que ya se pertenecían en algo más que físicamente. 

Listo. Última entrega terminada. ¿Qué les pareció? No olviden decírmelo en un comentario. Yo soy feliz cuando comentan y me dan sus opiniones, ya que eso es una forma de hacerme mejorar. 

Y si comentan, no olviden las reglas: Más de veinte palabras, no apartar, no abusar del uso de smileys y todo eso. 

Muchas gracias por leer.

¿Una vuelta por mi rincón de fics? Hay cosas nuevas que quizá les interese <3 

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By: LACV

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